El herrero entra en acción
En las zonas rurales de Galicia, y tantos otros lugares, se trabaja el hierro desde tiempo remotos. Tal es así, que el oficio de herrero se considera un oficio tradicional, y es una pena, pero este oficio milenario se está perdiendo.
El oficio de herrero siempre ha sido uno de los más cotizados en las aldeas gallegas, ya que del trabajo de estos hombres (casi siempre eran hombres), salían las herramientas con las que trabarían el resto de los aldeanos, ya fuese labradores, carpinteros, o las herramientas destinadas al trabajo del hogar.
Este oficio es uno de los más antiguos que se conocen. Totalmente primordial en las zonas rurales, sin él habría sido imposible mantener los equipamientos de labranza en buenas condiciones, dificultando el trabajo de muchos labradores. Al herrero se acudía cuando se precisaba arreglar cualquier herramienta, o poner nuevas heraduras.
El herrero, este artesano que reúne fuerza, ingenio y destreza, para dar golpes de martillo de manera que convierten cachos de hierro en auténticas piezas de labranza y útiles para la casa, casi un alquimista!
Dicen que los herreros, solían vivir un poco aislado, y en penumbra, para poder distinguir los colores rojo, naranja y amarillo del hierro. De este aislamiento, comenzaron a desarrollar un lenguaje propio, tal como existen otros lenguajes propios de otros gremios como el lenguaje de los albañiles, el de los alfareros, o el conocido barallete.
Esta semana nos ha visitado Juan Mata, el herrero de Outes, que vino a dar los últimos toques en la instalación de las Cabañas. No utiliza jerga, lleva elementos de protección, herramientas nuevas… pero sigue manteniendo el espíritu de los antiguos herreros. Os dejamos con él.