El lavadero, nuestro rincón mágico
En Cabañas sin Barreras recuperamos un lavadero y lo convertimos en nuestro rincón mágico.
Sí, en Cabañas sin Barreras estamos recuperando un antiguo lavadero. En Galicia estamos muy acostumbrados a ver lavaderos a lo largo de nuestra geografía, pero quizás, fuera de Galicia no lo estén tanto.
Los lavaderos son construcciones tradicionales que se encuentran por toda la geografía gallega. Se trata de una estructura formada por dos pilones, normalmente cubiertos por un techo, y a veces completados por una fuente y pilas para que beba el ganado. A menudo los lavaderos se ubican cerquita de los ríos y riachuelos, para aprovechar el caudal de agua.
Los lavaderos eran de uso comunal, y las mujeres acudían a ellos para lavar la ropa juntas, siendo así además de lugar de trabajo, un centro de reuniones e intercambio de cuestiones vecinales. Estas mujeres, en Galicia, eran llamadas las lavandeiras.
Las lavandeiras
Una de estas lavandeiras, llamada María a dos Coupríns, nos describe sus labores con este testimonio:
«Lavar bien la ropa era un arte, además de un trabajo delicado y laborioso. Las lavandeiras seguían un protocolo riguroso que comenzaba por separar la ropa blanca de la de color. La ropa se metía pieza a pieza en el lavadero. Se empapaba, se enjabonaba y se fregaban las manchas difíciles. Después de enjabonada, la ropa se amontonaba en el lavadero para que fuese ablandando. Pieza por pieza se sumergía en el agua y se golpeaba contra el lavadero para dejarla limpia y aclarada. Lavar la ropa blanca era más laborioso. Enjabonada y sin torcer, se echaba a clarear. Se extendía al sol sobre el campo de hierba y la luz eliminaba las manchas más difíciles, recuperando toda su blancura. Aclarada y reluciente, se tendía en los tojos de los alrededores.
Alrededor de los lavaderos surgieron además cuentos, leyendas y cánticos, uno de los más populares cánticos que se labró en los lavaderos fue la Cantiga de Maruxiña.
Darredor dos lavadoiros xurdiron ademáis contos, lendas e cantigas, unha das populares cantigas que se labraron nos lavadoiros foi a cantiga de Maruxiña.
Maruxiña, ti é-lo demo, sempre me andas tentando
Se na fonte, se no río, sempre te encontro lavando.
Maruxiña, tu eres el demonio, siempre me estás tentando
En la fuente, en el río, siempre te encuentro lavando.
Los lavaderos en la actualidad
Con la llegada de las lavadoras industriales para los hogares, allá desde comienzos de los años setenta del siglo XX, los lavaderos comunales fueron cayendo en desuso. La maleza se fue comiendo las grandes estructuras de granito y muchos de estos están ahora ocultos entre tojos, arbustos y ramas de árboles.
Por eso, fieles a nuestro compromiso de recuperar tradiciones y patrimonio, estamos recuperando un lavadero que descubrimos en la Finca da Quintenla, cuando estabamos desbrozando y limpiando la finca. Para nosotros ahora, pasa de ser un mero lavadero a ser un «rincón mágico». Un rincón donde nos podremos sentar a recordar tiempos pasados, cuando las lavandeiras lavaban la ropa mientras cantaban y hablaban.
Dicen por ahí que si te sientas en soledad en el lavadero, quizás puedas escuchar aquellos cánticos míticos de las lavandeiras.
Quieres saber como es nuestro lavadero? Entonces no te pierdas este pequeño vídeo.